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El camino de mi formación empieza con las especialidades de educación artística e imagen en la facultad de Bellas Artes de Barcelona.


Durante 5 años trabajé como atrezzista para publicidad y cine, hasta que a los 27 años decidí cerrar esta etapa. Fue entonces cuando junto con Ester Adrover tomamos el relevo de Moixaina, un espacio educativo para familias y criaturas en el que se investiga cómo crecer juntos respetando al máximo los procesos de desarrollo y de apego naturales, potenciando la autoconfianza, la curiosidad, la capacidad de elección y todo aquello que nos permita evolucionar como seres conectados con nosotros mismos, con herramientas para llegar a nuestros deseos sin pagar el precio de renunciar a nuestras necesidades.


A la vez que iniciabamos esta gran aventura y después de darme cuenta de cómo mis horas dedicadas al dibujo y la pintura me ayudaban a liberar, comprender y modular mis procesos internos, decidí estudiar a nivel profesional las aplicaciones terapéuticas de la práctica artística. Me formé durante tres años como arteterapeuta relacional en el Máster de Aplicaciones terapéuticas del Arte de la UB (en la escuela Metáfora), reuniendo de alguna forma mis grandes intereses: la psicología, el arte y la pedagogía.


El segundo año de prácticas del Máster lo realicé en la unidad de transplante hepático infantil del Hospital de la Vall d’Hebrón, trabajando con toda la família en sesión. Esta experiencia fue la chispa de mi posterior interés por los beneficios de aplicar el arteterapia a nivel familiar, un tema central en mi trabajo y sobre el que sigo investigando.


Desde entonces he realizado talleres de arteterapia relacionados con la reflexión pedagógica, el acompañamiento de procesos creativos y llevado algunos grupos de arteterapia con madres.


Con 39 años fui madre de mellizos, después de un larguísimo y duro proceso que me llevó muchas aventuras médicas y a transitar el camino de la reproducción asistida. Mi accidentada llegada a la maternidad me trajo cambios poderosos a nivel personal y también renovó mi mirada hacia las familias, haciéndola más compleja y humilde.


Otra gran fuente de inspiración para mi trabajo, han sido los procesos terapéuticos propios, primero des del psicoanálisis y después desde un abordaje más corporal, reichiano y con EMDR. Durante dos años también he  participado en un grupo de trabajo con el material onírico, en un círculo de sueños con Jordi Borràs. Creo que vivir en la propia piel la experiencia de ser acompañada a los rincones de una misma es imprescindible para mantener el rigor profesional al igual que lo són la formación y supervisión continuadas.

  

  

 

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